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Mayo 14, 2020

La Covid-19 pondrá en peligro la transición a energías limpias si los interesados no actúan con urgencia

Las alteraciones sin precedentes derivadas de la COVID-19 amenazan la transición a las energías limpias. El Foro Económico Mundial publica un estudio que mide la preparación para la transición a energías limpias de 115 economías y que indica que 94 han progresado desde 2015. Ginebra (Suiza), 13 de mayo de 2020. Debido a la pandemia de coronavirus, existe el riesgo de retroceder en los últimos avances obtenidos en la transición hacia energías limpias, con un descenso sin precedentes en la demanda, la volatilidad en los precios y un aumento de la presión para mitigar los costes socioeconómicos, que ponen en duda el camino de la transición a corto plazo.

El informe se basa en los análisis del índice de transición energética (ETI, por sus siglas en inglés) de 2020, que comparan el rendimiento de los sistemas energéticos actuales de 115 economías, teniendo en cuenta indicadores como el crecimiento y el desarrollo económico, la sostenibilidad ambiental, y el acceso y la seguridad energéticos, así como su nivel de preparación para una transición a sistemas energéticos inclusivos, asequibles, sostenibles y seguros. Los resultados del año 2020 muestran que un 75 % de los países han mejorado su sostenibilidad ambiental, aunque la calificación media global de este indicador haya resultado ser la más baja de las tres categorías que se han evaluado. Estos avances son el resultado de aplicar enfoques graduales multidimensionales que incluyen la tarificación del carbono, el cierre de plantas de carbón antes de lo previsto y el rediseño de los mercados del sector eléctrico al objeto de integrar fuentes energéticas renovables.

Suecia (1) lidera el ETI por tercer año consecutivo, seguida de Suiza (2) y Finlandia (3). Francia (8) y Reino Unido (7) son los únicos países del G20 que se encuentran entre los 10 primeros. El resultado es dispar en el resto del G20. Centros de demanda emergentes como la India (74) y China (78) han realizado esfuerzos de manera consistente. En el caso de China, los problemas de contaminación atmosférica se han materializado en políticas de control de emisiones, electrificación de vehículos y desarrollo de la capacidad más grande del mundo en cuanto a paneles solares fotovoltaicos y centrales eólicas terrestres. En la India, los avances se han producido gracias a un programa de expansión de energías renovables impuesto por el gobierno y que acaba de ampliarse a 275 GW con vistas a 2027. Mientras tanto, la tendencia ha sido moderadamente positiva en Alemania (20), Japón (22), Corea del Sur (48) y Rusia (80). Alemania ha mostrado un firme compromiso en la eliminación gradual del carbón y la descarbonización de la industria mediante hidrógeno limpio. Por su parte, tanto Japón como Corea se enfrentan a desventajas naturales en su condición de importadores netos de energía.

Rusia, país donde el sector energético sigue siendo un pilar fundamental de la economía, conserva su liderazgo mundial en el ámbito de la seguridad energética, aunque sus avances en sostenibilidad ambiental han sido moderados. Por otra parte, la calificación del ETI para los Estados Unidos (32), Canadá (28), Brasil (47) y Australia (36) se ha quedado estancada o va en descenso. El hecho de que solo 10 de 115 países hayan mejorado de manera estable sus calificaciones del ETI desde 2015 demuestra la complejidad de la transición energética. Argentina (56), China (78), la India (74), e Italia (26) están entre los principales países con mejoras consistentes anuales. Por otro lado, las calificaciones para Canadá, Chile (29), el Líbano (114), Malasia (38), Nigeria (113) y Turquía (67) han descendido desde 2015. Por primera vez, Estados Unidos no figura entre los 25 con mejor calificación, principalmente debido a la perspectiva de incertidumbre normativa respecto a la transición energética. En economías avanzadas, el «acceso» viene determinado por la asequibilidad. Las facturas de servicios suponen una parte cada vez mayor del gasto de los hogares.

Aunque aún existe una gran distancia entre lo que necesita, lo que se promete y lo que es probable que se consiga, las alteraciones combinadas de la COVID-19 han desestabilizado el sistema energético global, lo que conlleva posibles retrocesos a corto plazo. En última instancia, se requieren grandes esfuerzos para garantizar no solo el mantenimiento de los impulsos recientes, sino su aceleración, con el fin de conseguir los ambiciosos objetivos que necesitamos.

Fuente: Rún Rún Energético / ETI 2020 Full Table